La cuestión comenzó de la mano con el clima electoral. Ante la derrota del oficialismo, del Frente Progresista Cívico y Social, con Jorge Murabito a la cabeza, los inconvenientes económicos no tardaron en llegar. Cada mes se le dificultó aún más cancelar los casi 900 sueldos de los empleados de planta permanente, lo que motivó varias medidas de fuerzas.
Los paros provocaron que no se recolecte la basura por más de dos semanas. Debido a la falta de conciencia social y solidaridad, todos los ciudadanos continuaban sacando sus residuos a las calles, que obviamente ocasionaron un caos en la localidad. No sólo por la cantidad de bolsas, sino porque muchas eran destrozadas por perros, invadidas por roedores y hasta quemadas en gran cantidad.
Con esas actitudes, ya se tienen tres maneras distintas de contaminación:
- Basura en las calles
- Roedores que transmiten enfermedadas
- Humo por quemasones
- Desechos lastimosos para el suelo que tardan en degradarse.
En algunas zonas de la ciudad se llegaron a formar "minibasurales".
Más allá de las internas políticas y de las diferencias en las ideologías, fueron los mismos ciudadanos y habitantes de Villa Gobernador Gálvez, quienes originaron más problemas sanitarios.
Esto demuestra que no sólo son las empresas las responsables de promocionar el cuidado del medio en el cual viven los seres humanos, sino también cada uno de los habitantes.
